domingo, 9 de septiembre de 2012

Pornopirotécnia en la casita de turrón


Pornopirotécnia en la casita de turrón 

Acción: 
Vestido con un saco azul pastel, jockstrap y portando una gorgera confeccionada con papel picado para repostería del mismo modo que su antifaz, el performer toma dos velas mágicas para pastel y las inserta sobre agujas quirúrgicas, colocándolas en sus hombros, perforando la piel y encendiéndolas, mientras come pedazos de pastel de tresleches, masticándolo y devolviéndolo. Posteriormente coloca una vengala en su boca y la enciende, repitiendo el proceso insertando una segunda vengala en su ano. 

Sustento:

A través del pornoterrorismo como herramienta discursiva, se hace una exploración del universo infantil. La performance gira en torno a la desactivación de ciertas estructuras normativas que son introyectadas en los sujetos a temprana edad, con tal de establecer un organización de los cuerpos y deseos que corresponda a determinado orden hegemónico que premia ciertas características con respecto a otras, prohibiendo y estigmatizando las prácticas que contradigan dicho orden. Es en la etapa de la niñez dónde los mecanismos biopolíticos cobran su primer  asalto, se trata pues del primer momento de conformación de la identidad, dónde se insertan y reproducen los tipos ideales de lo heteronormativo y falocentrista, constituyendo al niñx a partir de sus genitales (pene-hombre-activo-masculinidad, vagina-mujer-pasivo-femenidad) haciéndolo entrar en el juego de las relaciones de poder. Micheal Foucault apunta en "La Historia de la Sexualidad" la creciente producción discursos durante el SVIII, que consideraban la sexualidad infantil como contra-natural, es entonces cuándo la sexualización de los niños se convierte en tabú social, este tabú no sólo castiga la experimentación sexual en los infantes sino que reprime aquellas prácticas consideradas perniciosas, a través de las tecnologías del sexo, ciertas partes del cuerpo quedan anuladas. 

Para Beto Preciado: 

"La tecnología sexual es una especie de X «mesa de operaciones X abstracta donde se lleva a cabo el recorte de ciertas zonas corporales como «órganos» (sexuales o no, reproductivos o no, perceptivos o no, etc.): la boca y el ano, por ejemplo, se designan como el punto de entrada y el punto de salida, sin los cuales el aparato digestivo no puede encontrar su coherencia como siste­ ma; la boca y el ano raramente se designan como partes del sis­ tema sexual/reproductivo. Sobre esta mesa de doble entrada (masculino/femenino) se define la identidad sexual, siempre y cada vez, no a partir de datos biológicos, sino con relación a un determinado a priori anatómico-político, una especie de imperati­ vo que impone la coherencia del cuerpo como sexuado."


El pornoterrorismo es capaz de "dinamitar" estas estructuras que corresponden a la conformación dictómica de los géneros y a la legitimación de lo heteronormativo por sobre las consideradas sexualidades marginales o periféricas. El uso de las velas colocadas a través de agujas evidencia el dolor de dicho proceso de represión, mientras las vengalas depositadas en ano y boca detonan los dispositivos de control cernidos sobre las corporalidades deseantes que no se conforman con lo "políticamente correcto" del sexo. 
El uso de partes del cuerpo como el ano y la boca para ejemplificarlos como posibles vías de deconstrucción de lo normativo aunado a los elementos que refieren a una estética infantiloide construyen imagenes cargadas de significado profundo.  


"como contra-arte, como arma de acción directa, como ritual mágico de encantamiento, como exorcismo público, como máquina de guerra contra el aparato de captura de la norma social hetero, como potencia visual el pornoterrorismo es un modo novedoso de construir un uso de los placeres y reprogramar nuestros deseos, un cómo engendrar nuevas pasiones alegres que acrecienten nuestras riquezas corporales, nuestras potencias inmanentes, un cómo destruir los dispositivos de fabricación de los géneros y así generar una contraproductividad desde el placer-sabiduría." Diana Pornoterrorista 


Este significado profundo proviene de la propia experiencia del artista al enfrentarse a escenas traumáticas revividas e invocadas desde su propia experiencia. El nombre de la performance hace referencia a la serie fotográfica "La casita de Turrón" de Roberto Tondopó, dónde se observa la búsqueda de la visión infantil del mundo, como un punto focal para la canalización catartica del inconsciente, desde la figura del niño interior. 


"La exploración del universo familiar, me permite rehabitar por momentos el pasado, una especie de flashback en busca de significados ocultos, indagaciones que amplifican el presente (...) trato de conciliar dos extremos de mi infancia, tiendo un puente en mi autobiografía para establecer una visión conjunta, que pueda reunir la visón infantil y la perspectiva adulta, con el fin de canalizar pulsiones inconscientes, mezcla de información directa y enigmas, para que la imagen pueda ser el umbral de una historia que espera ser contada." Roberto Tondopó 































































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